El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional convocó al “II encuentro de los pueblos Zapatistas con los pueblos del Mundo”, del 23 al 28 de julio en Chiapas; anterior a este encuentro fue la convocatoria para la “Campaña Mundial Por La Defensa de las Tierras y Los Territorios Indígenas y Campesinos, Autónomas, de Chiapas, México y El Mundo” que inicio el 25 de marzo del 2007.
El EZLN expresaba en la convocatoria a la campaña de defensas de las tierras y los territorios: “Llamamos a esta campaña mundial de apoyo mutuo entre pueblos rurales y otros pueblos que apoyan nuestros derechos y nuestras luchas por el derecho a la vida y la dignidad; llamamos a juntar nuestras fuerzas con otras, por ejemplo, el apoyo mutuo entre la Campaña Global por la Reforma Agraria de la Vía Campesina y la Campaña Mundial por la Defensa de las Tierras y los Territorios Indígenas y Campesinos, Autónomos, en Chiapas, México y el Mundo.” Con estas palabras los zapatistas reanudaban la lucha por la tierra ya no sólo en Chiapas y México sino en todos los territorios del mundo en los que el despojo se presenta como una constante amenaza.
La perspectiva territorial a la que invita el EZLN, en la lucha reivindicativa de los campesinos y los indígenas en el mundo nos permite indagar en el papel que el espacio social juega en el contexto del desarrollo de los pueblos, porque seguros estamos que sin el territorio es imposible la evolución de la sociedad.
En el caso de México, la Reforma Agraria fue abandonada por el estado mexicano desde mediados de la década de los 70’s del siglo XX y de manera definitiva con la modificación al Artículo 27 constitucional en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari en 1992.
El territorio, la cultura y el desarrollo se encuentran entrelazados, cada uno es la base para el funcionamiento del otro, no es posible una disociación y cuando está lleva a cabo los problemas a los que se enfrentan las comunidades son enormes. Si bien el socialismo científico en poco toma como referente al territorio para establecer el análisis materialista de la realidad (Harvey, 2007); pero las aportaciones al análisis del mismo desde la geografía crítica ha sido muy variado y extenso.
Es importante repasar las condiciones de lucha del zapatismo y el contexto en el que surge el nuevo llamado de los zapatistas por la defensa de la tierra y los territorios. El EZLN es una organización armada que es un referente en el proceso de lucha revolucionaria en México desde 1994, cuando se dá la declaración de guerra de los zapatistas al gobierno federal el contexto es por demás contrario a los movimientos de liberación nacional, la “caída” de la URSS cuestionaba la posibilidad de enfrentarse a la ideología capitalista, ya no sólo desde el comunismo sino desde cualquier expresión que fuese contra el modelo mercantilista imperante en el mundo.
Reivindicar el comunismo en México entonces (y aún ahora) era algo similar a ser un loco, un trasnochado y además la posible victima de la “critica” de no pocos izquierdistas arrepentidos como Christopher Domínguez Michael, uno de eso que vivieron a costillas del PCM (Partido Comunista Mexicano) y luego que faltaron los viajes a Moscú y a la vieja Europa se fueron al liberalismo y a la becas de INBA o CONACyT.
Si bien, el Zapatismo no ha reivindicado el comunismo en sus declaraciones; de hecho el Subcomandante Insurgente Marcos (vocero de los Zapatistas) se deslindo del “marxismo ortodoxo” desde el primero de enero de 1994 y habló de un nuevo aprendizaje de lucha en las comunidades indígenas de Chiapas.
En otra oportunidad para el deslinde con los planteamientos “ortodoxos”, como lo fue el levantamiento del EPR en Aguas Blancas, Guerrero; el EZLN dedico un largo comunicado a saludar el levantamiento y a expresar la necesidad de mantener distancia en la lucha como una necesidad ante las platicas que entonces los zapatistas sostenían con el gobierno federal en San Cristóbal, Chiapas.
Podemos observar la evolución del zapatismo, desde la primera declaración de la selva lacandona en 1994 hasta la sexta en 2005, nos indica el proceso de derrota ideológica del neoliberalismo en el mundo, desde una etapa hegemónica en la década de 1990 a un proceso de imperialismo descarnado en el siglo XXI, pero en franco deterioro ideológico.
Es quizás en la huelga estudiantil de la UNAM en 1999 evidenció las profundas diferencias entre los distintos grupos de izquierda que se movilizan entorno a la lucha anticapitalista en México, no fueron pocas las fricciones con el Frente Zapatista de Liberación Nacional y otros grupos durante la huelga, la diferencia principal era la reivindicación del comunismo como alternativa al capitalismo global, a lo que no pocos miembros del FZLN se oponían. Era necesario un cambio en la perspectiva discursiva del EZLN.
La protesta en la ciudad de Seattle en los EEUU en 2001, fue e principio del cambio, el movimiento antiglobalización en los EEUU y Europa reivindicaron el socialismo como opción en la lucha contra el imperialismo, la protesta que inicialmente en el Foro Social Mundial buscaron incluso no mencionar la palabra “socialismo”, poco a poco fueron expresando la necesidad de retomar las banderas de lucha y estructurar el movimiento desde una teoría revolucionaria.
La ola nacionalista en Latinoamérica comenzó el cono sur, ahí donde los neoliberales encabezados por Fujimori en El Perú y Menem en Argentina hicieron estragos con las estructuras institucionales de sus países, esas administraciones catastróficas, junto a las crisis económicas de Rusia, México y Argentina dieron al traste con las políticas privatizadoras en la región.
El debate al interior del zapatismo civil para reivindicar la lucha anticapitalista fue arduo y no pocas veces rispido como lo fue el Congreso del FZLN celebrado en 2002 en la UPN Agusco (Universidad Pedagógica Nacional) en la ciudad de México. Reconocer que el movimiento anticapitalista giraba a la izquierda en el mundo, significó reconocer la disolución del Frente Zapatista de Liberación Nacional y estructurar una nueva forma de organización a partir de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona: “La Otra Campaña”, en la que se aglutinaría a las organizaciones e individuos de izquierda.
El EZLN se ha mantenido al margen del debate de “el verdadero socialismo”, de los conflictos entorno a la pureza de las ideas socialistas, la lucha contra el revisionismo y las purgas ideológicas, todas estos conflictos que mermaron el campo socialista a lo largo del siglo XX, mismos que después de la muerte de Lenin se agudizan y en la Tercera Internacional se expresó con el silenciamiento de Karel Kosik, George Lukács y José Revueltas, entre otros.
La expresión crítica del zapatismo a las consignas prefabricadas se expresa en no pocas cartas y ponencias del Subcomandante Marcos; en las que se hace énfasis de los usos y abusos de Lenin, de las pugnas internas en la “izquierda” por la pureza de las ideas, entre otros señalamientos.
Si bien el Zapatismo no se ha inmiscuido en las pugnas al interior del “movimiento mundial contra el neoliberalismo”, estas son una realidad, porque no hay aún propuestas visibles que unifiquen al movimiento social anticapitalista, de hecho las declaraciones y el debate en torno al “Socialismo en el Siglo XXI”, sus fuentes sistémicas, o los señalamientos que lo sitúan como una reedición del “socialismo evolucionista” (Bernstein), demuestran que aún se esta en el proceso de gestación una propuesta desde la izquierda para el modelo neoliberal en Latinoamérica.
No me corresponde afirmar que los zapatistas han vuelto a expresar una posición de izquierda en lucha revolucionaria, eso les corresponde a ellos, pero creo que ha más de dos años de La Sexta Declaración de la Selva Lacandona el EZLN ha dejado en claro que el proceso de movilización abajo y a la izquierda va en camino.
Lo que si podemos decir, es que el movimiento Zapatistas en México ha expresado su rechazo al neoliberalismo y ha sido consecuente con ese rechazo, movilizando y agrupando un conjunto de iniciativas que desde la Primera Declaración de La Realidad, han enfrentado al neoliberalismo en el mundo.
Los apologistas del comercio mundial, es decir, los neoliberales decretaron a principios de la década de 1990 el fin de la historia, de la ideología y la geografía (Friedrich August von Hayek, 1944, 1988; Alvin Toffler 1980; Daniel Bell 1986; Manuel Castells 1988; Francis Fukuyama, 1992,Samuel P. Huntington 1996; entre otros), la historia se ha encargado de desmentirlos, colocando al neoliberalismo en su exacta dimensión, como una ideología del imperialismo.
El territorio y el espacio geográfico (humano) no son bienes intangibles a los que se pueda incorporar en una lata para el comercio mundial (por más que el turismo comercial diga lo contrario); el espacio como referente para el desarrollo de los pueblos que habitan en él, se estructura en la noción de si que nos da la cultura, y es a partir de los procesos institucionales y de negociación (pensamiento y lenguaje) que se entablan en el marco de normas culturales compartidas por la comunidad como las sociedades evolucionan en el territorio, de manera indivisible con él.
No podemos hablar de desarrollo sin el territorio, sin el referente territorial las posibilidades de desarrollo se cancelan, incluso las sociedades nómadas o desterrada hablan de un territorio imaginario, de un territorio posible, lo buscan y luchan por encontrarlo.
En México el debate de la autonomía indígena y el territorio nacional ha “concluido” con la Ley de Derechos y Cultura Indígena (“Ley Bartlett-Cevallos-Ortega”) aprobada el 21 de abril de 2001; una propuesta que dejó insatisfechos a los Zapatistas, pues no corresponde a los Acuerdos de San Andrés firmados en 1996 entre el EZLN y el gobierno Federal.
Debemos decir, que la propia “unidad nacional” de los Estado Unidos Mexicanos esta a debate, porque el neoliberalismo tiene la “virtud” de ponderar a las regiones frente a las naciones, de hecho la mejor forma para actuar en su rapiña a los pueblos es erosionando las instituciones de los estados nacionales.
Ante las dificultades de los estados nacionales para estructurar políticas públicas o de estado que controlen los apetitos de las trasnacionales, la campaña del EZLN por la defensa de las tierras y los territorio es digna de ser tomada en cuenta; más aún cuando los temas agrícolas en el mundo tienen una dimensión catastrófica si pensamos en la ofensiva que las grandes empresas de transgénicos (Monsanto, Bayer, Enza Zaden, Harris Moran, entre otras) sobre las zonas agrícolas del mundo, una situación que pone en riesgo las condiciones de vida y la cultura de millones de seres humanos en el planeta.
El pasado 28 de julio concluyó el encuentro de los pueblos zapatistas con los pueblos del mundo en Chiapas; con el se abre una nueva etapa de unidad del zapatismo con los movimientos sociales de izquierda y se establecen las bases para una protesta global ante el despojo de que son objeto los pueblos por el apetito de la “distribución” del capital.
La nueva unidad que esta construyendo el zapatismo, desde abajo y a la izquierda es el tercer esfuerzo de los zapatismo por estructurar un movimiento nacional en México, los otros dos, la Convención Nacional Democrática y el Frente Zapatista de Liberación Nacional no lograron que concurrieran las fuerzas sociales del país.
Los modelos de desarrollo del capitalismo y el socialismo se han enfrentado; desde la Planificación Indicativa del plan Marshall en Europa tras la segunda guerra mundial; que tuvo su antitesis en la Planificación Nacional en la exURSS hasta mediados de la década 1970. En general la planificación cayó en desuso con la caída del campo socialista y la crisis energética de 1972. Los modelos de planificación se “flexibilizaron” fueron sustituidos por la Planificación Estratégica, modelo del neoliberalismo (capitalismo salvaje) y la Planificación Territorial, modelo que se ha aplicado en Europa desde 1999 siguiendo preceptos mixtos entre el neokeynecianismo y el neoliberalismo. El socialismo no cuenta en estos momentos con un modelo de planificación propio, salvo los intentos que se están desarrollando en China y Vietnam, incipientes aún.
Lo cierto es que la planificación del desarrollo no puede desligarse del territorio, ni de los usos y abusos que hacen de él por la especulación y el despojo los grandes capitales mundiales y los apetitos de grupos locales que se suben a la lógica “regional” de las “ventajas competitivas” (Porter, 1988) del capitalismo imperial.
Los grandes problemas de la población mundial se cruzan con el territorio, a partir del uso que hacemos de él, y sobre todo, el abuso que comenten los poderosos en el usufructo del suelo urbano y rural, y sobretodo con la especulación en las grandes ciudades; si el zapatismo y los movimientos de izquierda logran enfocar nuevas propuesta desde abajo para el uso de los territorios se estará dando un paso adelante en la lucha por transformar la desigualdad en el mundo.
La táctica y la estrategia emprendida por el EZLN desde el primero de enero de 1994, en su virtud tiene la de adecuarse a las circunstancia que le presenta el momento histórico concreto, lo que le ha permitido estar en el proceso de la lucha social en México y el mundo sabiendo reaccionar a cada una de las coyunturas.
Ahora que se presenta el fin del rostro “de libertad y defensor de los derechos humanos” del capitalismo salvaje en el siglo XXI se esta dibujando, en Europa la cara oscura del Fascismo y el Nazismo se viste de distinción europeísta en el concepto de “ciudadano europeo”, y las propuestas socialdemócratas en ese continente demuestran cada día más su fracaso ante el embate del capital sobre los trabajadores, mientras tanto, en México, es visible la descomposición del poder y la ruptura de las instituciones de la nación. La hora de las definiciones se acerca.
La defensa de las tierras y los territorios es la consigna en la que se puede proponer una nueva forma de relación del ser humano con la naturaleza, una cultura de la responsabilidad ambiental y con ella la ruptura definitiva con las formas de acumulación capitalistas.
El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional tiene la palabra.
Declaraciones de La Selva Lacandona
Harvey David (2007) Espacios del Capital. Hacia una Geografía Critica, Alka, España.
Ley de Derechos y Cultura Indígena (México)
Roitman Rosenmann, Marcos (2007) El nosotros zapatista